El portafolio de evidencias tiene distintos
conceptos dependiendo del área o del contexto en el que se use. Sin embargo se
puede entender de manera general, en educación,
como una herramienta utilizada en la práctica docente que comprende no
sólo la mera recopilación de trabajos, sino que incluye una narrativa reflexiva
que permite la comprensión del proceso de enseñanza o de aprendizaje. Por lo
que además de ser una nueva forma para poder evaluar puede considerarse como un
modo de entender el proceso de enseñanza-aprendizaje de los alumnos. Puede
referirse también como una ventana que se abre, no sólo ante el trabajo del
estudiante, sino ante su manera de pensar.
En este primer año de trabajo con los alumnos se ha
trabajado de manera somera en la elaboración del portafolio de evidencias,
tanto de los alumnos como de uno mismo (docente). En el cual no sólo se
recopilaron el material realizado por los alumnos como trabajos de
investigación, algunas tareas, redacciones y en algunos casos bitácoras de
avances, notas y progreso de los alumnos. De cierta manera esto a ellos les
sirve para identificar y reflexionar sobre su mejora, así como también,
material principal para su retroalimentación en un momento dado.
Como bien se menciona “el portafolio hace
referencia a la potencialidad de la herramienta para evidenciar cómo se van
produciendo los procesos de enseñanza y aprendizaje desde dentro, es decir,
desde el punto de vista —la voz— de los protagonistas”. Si bien esto en algunos
casos los mismos estudiantes lo aplican, para otros es sólo parte de la labor
del “docente malo” que les deja más tareas o actividades por realizar. Para
algunos estudiantes esta actividad se vuelve fría y económicamente pretenciosa,
debido a las condiciones precarias y de bajos recurso en los cuales están
inmersos.
En cuanto a mi experiencia en la elaboración del
portafolio de evidencias del docente, si bien he leído que existe un sinfín de
diversos estilos y materiales utilizados tanto en el portafolio físico como
electrónico, todos ellos coinciden en ciertos materiales indispensables para
este. Sin embargo el uso del portafolio de manera física o electrónica en
muchos casos es algo caótico debido a que se vuelve pesado por los documentos
que se depositan en él, y la ausencia de un lugar dentro de mi área de trabajo
en donde se pueda dejar. Si bien el portafolio de manera electrónica subsanaría
este proceso, se me ha dificultado el poder tomar fotos y/o videos durante las
clases o actividades realizadas, ya sea porque se me pasa realizarlo o bien por
que las pocas fotos que he logrado tomar en gran mayoría salen movidas.
Si bien los
portafolios sirven para ver los aprendizajes de los alumnos y es una
herramienta de gran utilidad, no solo para ellos sino también para uno mismo,
para ver el proceso y/o avances de cada alumno.
Las experiencias que he tenido al revisar los
portafolios de los alumnos es en algunos casos muy benéfica porque uno como
docente se da cuenta del proceso de mejora y esfuerzo de los alumnos y en
cierta manera las ganas de seguir adelante; en otros casos ha sido muy cansada
porque tienes que estar constantemente tras del alumno no solo para que haga y
entregue de forma aceptable los trabajos, sino también para que los conserve y
no los tire o pierda.
Esta es una ardua tarea y reconocida, que desde mucho tiempo antes de llamarse
“portafolios de evidencias” ya se realizaba y se seguirá haciendo en favor de
la educación, por lo que hay que poner nuestro esfuerzo y empeño en seguir
realizándola de manera armónica constante.
Muy buena reflexión maestra, yo creo que muchos maestros tenemos experiencias similares.
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